martes, 30 de octubre de 2007

BARRAS BRAVAS DEL FUTBOL

Barra brava
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El término barra brava se emplea para designar a aquellos grupos dentro de una hinchada que se caracterizan por producir diversos incidentes violentos, dentro y fuera del estadio, despliegue pirotécnico y cánticos empleados durante el desarrollo de los partidos.
El término aparece en Argentina y Uruguay entre 1950 y 1960, y luego se fue extendiendo su uso por toda America Latina. En Brasil se los denomina "torcidas organizadas", mientras que en otros continentes son conocidos como hooligans o ultras.
Generalmente las barra bravas, también llamadas el grueso de la hinchada, utilizan banderas (denominadas trapos) y diferentes instrumentos musicales. Las barras bravas también se caracterizan por ubicarse en las tribunas populares, aquellas que frecuentemente carecen de asientos y donde los espectadores deben ver el partido de pie.
Tabla de contenidos[ocultar]
1 Barras bravas en Argentina
1.1 Origen
1.2 La Consolidación de la Violencia (1958-1985)
1.3 La identificación y el aguante
1.4 Financiación
2 Barras Bravas en otros países de América
2.1 Barras Bravas en Uruguay
2.2 Barras Bravas en Chile
2.3 Barras Bravas en Colombia
2.4 Barras Bravas en Brasil
2.5 Barras Bravas en Central y Norte América
3 Referencias
3.1 Notas
4 Véase también
5 Enlaces externos
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Barras bravas en Argentina [editar]
La violencia en el fútbol, en la que se incluye la actuación de las barras bravas, es un fenómeno social que afecta a la Argentina. Desde el primer asesinato, ocurrido en 1939, hasta 2007 este fenómeno se ha cobrado 177 víctimas fatales y una gran cantidad de heridos. En ese período, sólo 16 casos terminaron en condena, involucrando a 33 personas. Si bien, en Argentina todas las barras bravas son consideradas peligrosas, organismos de seguridad[1] y periodistas[2] consideran a las barras de Independiente, River Plate, Boca Juniors, Rosario Central y Newell's Old Boys como las más peligrosas.

Origen [editar]
Se tienen noticias de la violencia en el fútbol desde principios del siglo XX, en un partido entre Argentina y Uruguay disputado el 16 de julio de 1916 en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Debido a la sobreventa de entradas, 40 mil personas se acercaron a ver el partido en un estadio que sólo podía albergar a la mitad. El encuentro fue suspendido debido a los desmanes producidos en las tribunas, que terminaron incendiadas[3] .
Curiosamente, el primer superclásico (partido entre Boca Juniors y River Plate) del profesionalismo, disputado el 20 de septiembre de 1931, también finalizó con disturbios. Luego de que tres jugadores de River se negaron a retirarse del campo de juego tras ser expulsados, las hinchadas se enfurecieron y comenzaron una batalla campal.
El 14 de mayo de 1939, en el estadio de Lanús, la violencia se cobró sus primeras víctimas fatales. En un partido por la cuarta división entre Boca y el local. Tras una falta cometido por un jugador de Lanús, los jugadores comenzaron a pelearse, siendo los locales ayudados por los plateistas. Al ver esto los hinchas de Boca quisieron derrumbar el alambrado e invadir el campo de juego, pero un policía llamado Luis Estrella disparó hacia la tribuna. Los disparos alcanzaron a dos espectadores: Luis López y Oscar Munitoli, un menor de 9 años.
Pero este fenómeno sufrió una importante transformación a finales de la década de 1950. El periodista Amílcar Romero establece el año 1958 como el comienzo de las barras bravas actuales, con el asesinato de Alberto Mario Linker en octubre de 1958[3] , cuando la sociedad toma conocimiento de la existencia de grupos sacaorganizados. La "industrialización del fútbol", como afirma Romero[4] , fue el puntapié inicial para esa organización, ya que se necesitaba controlar todos los aspectos que intervenían en el juego. Antes del surgimiento de estos grupos, cuando un equipo jugaba de visitante era presionado por la hinchada rival. Las barras bravas surgen como respuesta a esa presión, "a todo grupo operativo con una mística y capacidad de producir violencia la única manera de contrarrestarlo es con otro grupo más minoritario, con tanto o más mística para producir violencia"[4] . De esta forma, cada club comenzó a tener su barra brava.
Desde ese momento los dirigentes comienzan a pagarles las entradas y los viajes a los estadios, luego evolucionando hacia otras formas de financiamiento. Pero el acceso a estos "beneficios" por parte del barra brava, dependía de la jerarquía que tenía dentro de la barra. Para obtener ese prestigio se debía ser violento, por lo que comenzó a aumentar la cantidad de muertos[3] : desde 1924 a 1957 sólo se habían producido 12 muertes causadas por la violencia en el fútbol[4] .

La Consolidación de la Violencia (1958-1985) [editar]
A partir de la muerte de Linker, en el fútbol argentino, comienza una etapa marcada por el "acostumbramiento" a la violencia de las Barras Bravas, y por un incremento en el número de muertes. De acuerdo a Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 100 muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir en promedio una cada 3 meses[5] . Sin embargo, aclara también que el origen de estas muertes no siempre es el enfrentamiento en el estadio y van desde el enfrentamiento premeditado entre Barras Bravas fuera de los recintos deportivos, la represión policial ante desórdenes, o "hechos fortuitos", cuyo análisis tiende a demostrar alguna clase de negligencia o violación de las normas deseguridad.
Según Romero, es posible identificar al menos 3 etapas en el fenómeno de las Bravas Bravas, entre 1958 y 1985. En la primera, que califica como espontánea (hasta 1965), el hecho se viene gestando y aún no adquiere el perfil característico que adoptaría más adelante, todavía la mayor parte de los participantes son adolescentes. En la segunda etapa, de la institucionalización (entre 1966 y 1976), las Barras Bravas son reconocidas como tales, públicamente aceptadas y abiertamente financiadas como grupo de choque. La tercera etapa, por su parte, la de ganarse un lugar al sol, se caracteriza por la ingerencia de la Barra Brava en los asuntos internos del club, permitiéndoseles participar en las desiciones deportivas del club, como la compra de jugadores o los cambios de técnico, además de la presencia en los entrenamientos o visitas a los vestuarios[6] .
Una de las características de las Barras Bravas en este periodo, es la agudización del nivel de violencia, llegando muchas veces a la muerte de alguno de los involucrados. Lo cual coincide con la implantación en el medio futbolístico argentino del llamado "fútbol espectáculo", como respuesta al fracaso que supuso la participación en el Mundial de Suecia 1958. Otra característica, es que la violencia no es exclusiva de los "equipos grandes" sino que es posible encontrarla en la mayor parte de los clubes. Como por ejemplo, lo ocurrido el 8 de abril de 1962, cuando tras un partido entre Quilmes y Atlanta se produce un enfrentamiento callejero entre las barras y un hincha de Atlanta saca un arma, para defender a un joven 14 años que recibía una paliza de parte de barra bravas de Quilmes, y mata de un tiro en el cuello a Miguel Ferreyra[7] .
Una tercera característica es la vinculación institucional de las Barras Bravas con la dirigencia de muchos clubes, o bien con las fuerzas de seguridad del Estado. Lo cual se ha traducido, en la mayor parte de los casos, en que los hechos no se investigaron, o bien, que los responsables no fueran formalizados ante la justicia, y que la mayor parte de los involucrados quedó en libertad. En su libro "Muerte en la cancha", Amílcar Romero señala además, que la mayor parte de los muertos se registraron durante dictadures militares, 85 personas; mientras que durante gobiernos elegidos por el pueblo la cifra "sólo" llega a 15[8] .

La identificación y el aguante [editar]

Grupo principal de la barra brava Los diablos rojos, del Club Atlético Independiente.
Diferentes especialistas[9] , coinciden en que cada hinchada se percibe a sí misma como custodio de la identidad del club. Éste era antiguamente un lugar compartido con los "jugadores símbolo" y los dirigentes comprometidos con la institución. Sin embargo, la rápida venta de jugadores, desde los denominados equipos chicos a los denominados equipos grandes o desde cualquier equipo hacia uno extranjero (especialmente europeos y mexicanos), causaron que la identificación con algún jugador sea poco probable debido a la poca continuidad que tienen en el club[10] .
Pero, a diferencia del resto de los actores, las hinchadas sólo pueden proponer la defensa de los símbolos, los colores y el estadio, en oposición a la hinchada del equipo contrario. Este proceso crea una profundización en la fragmentación, no sólo en oposición de un "otro" radicalmente negativizado (fragmentación externa), sino también dentro de la misma hinchada (fragmentación interna). La fragmentación externa puede producirse, a diferencia del fenómeno registrado en Europa, de cuatro formas[11] : entre regiones, entre ciudades, entre barrios y entre instituciones del mismo barrio[12] . La fragmentación interna fue un fenómeno novedoso, y se produjo por el surgimiento de agrupaciones con nombres propios dentro de hinchada. Generalmente el "poder", el acceso a los medios de finanaciación, se encuentra centralizado en un grupo o en la fusión de varios, como es el caso de Los diablos rojos o La 12, pero otras veces existen peleas para adquirir todo o parte de ese "poder". Este es el caso, por ejemplo, de la barra brava de Racing, La Guardia Imperial[13] , y la de River Plate, Los borrachos del tablón.
La violencia es vista por algunos autores, como Patrick Mignon[14] , como una forma de visibilidad por parte de los individuos excluidos, siendo esta exclusión no sólo económica[15] . Pero según otra visión esta forma de visibilidad puede ser un medio, además, para obtener jerarquías en un ranking imaginario: el ranking del aguante. Este ranking del aguante define supuestas jerarquías sobre quien defiende mejor los símbolos de la institución más allá del dolor y la desilusión, más allá de la victoria o la derrota[16] . El aguante se ha convertido, en este marco, en una categoría ética. En términos prácticos, el aguante se demuestra con la defensa de un espacio, no sólo mediante la pelea cuerpo a cuerpo sino también mediante métodos de intimidación[17] . La señal televisiva TyC Sports transmitía un programa llamado El Aguante, en el cual hinchas de diferentes clubes que concurren a los estadios expresan lo que sienten por su club y por el rival.

Financiación [editar]
Cada barra brava tiene sus medios de financiación particulares. Sin embargo, la generalidad obtiene ingresos por el dinero que le dan dirigentes, políticos y jugadores, la venta de drogas y la reventa de entradas[18] .
Desde un principio los dirigentes contribuyeron con entradas, ya sea para que entren gratis o para la reventa[19] . Pero actualmente las barras bravas no son utilizadas sólo para las funciones originales, sino también para presionar a jugadores para la firma o recisión de los contratos[20] . Muchos dirigentes contratan barra bravas en sus empresas o para resguardar la seguridad en los espectáculos realizados en el estadio del club, intentando ocultar la entrega de dinero[18] . También les pagan para ayudarlos en la política del club, presionando a los rivales que se presentan en las elecciones[21] .
Pero muchas veces son presionados para contribuir, amenazando con realizar disturbios durante los partidos y causar la suspensión de los mismos. Éste es el caso, por ejemplo, del incidentre producido el 12 de agosto de 2006, cuando barras se enfrentaron con la policía al querer entrar gratuitamente, luego de que la dirigencia les entregó 200 de las 400 entradas que pretendían[22] . Estas presiones también alcanzan a los jugadores, que deben aportar parte de su sueldo[23] .
La relación entre la política y las barras es muy importante. Varios políticos las utilizan como grupos de choque para sus campañas electorales[24] . Un ejemplo de esto es la utilización de la barra del Club Deportivo Morón por parte de Juan Carlos Rousselot. Rousselot, en ese momento Intendente de Morón, la utilizó para suspender una sesión del Concejo Deliverante en la que se cuestionaba un plan de obras públicas propulsado por él[25] . En enero de 1993 el entonces presidente Carlos Menem le conmutó la pena a Emilio Narváez Chávez, condenado por asesinar a Saturnino Cabrera el 14 de diciembre de 1990 en La Bombonera[26] .
Pero la relación más paradigmática de los últimos años fue la de Luis Barrionuevo, dirigente sindical y político peronista, y la barra brava de Chacarita Juniors. La barra brava de este club, presidido durante varios años por Barrionuevo, tuvo incidencia en diferentes situaciones políticas de la Argentina. En 1988 integraron el brazo civil del tercer alzamiento carapintada, encabezado por el coronel Mohamed Alí Seineldín contra el presidente radical Raúl Alfonsín[27] . Pero el hecho más significativo se produjo en marzo de 2003, cuando debían realizarse en la Provincia de Catamarca las elecciones para gobernador. La candidatura de Barrionuevo había sufrido una impugnación, ya que no alcanzaba la residencia mínima que exige la legislación. Debido a esto, el día de la elección se produjeron incidentes en la provincia que obligaron a la suspensión de la misma. Entre los detenidos por los disturbios se encontraban integrantes de la barra brava[27] .

Barras Bravas en otros países de América [editar]

La Garra Blanca, barra brava del club Colo-Colo
Este fenómeno se ha extendido, en diverso grado, en diferentes países de América. Generalmente tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado. Si bien existe una amplia variedad de éstas barras en América, éstas tienden a presentar ciertos rasgos comunes exaltación de la fuerza, el nacionalismo, el sentido del honor asociado con la capacidad de pelear y la necesidad de reafirmación.
Tradicionalmente, se ha asociado a las barras bravas con la marginalidad urbana, y el consumo de alcohol y drogas. En general, en la mayor parte de América estas barras están conformadas por jóvenes entre los 14 y 25 años[28] , mientras que en Argentina es posible encontrar a personas mayores, pues poseen una tradición más arraigada. En los distintos países de sudamerica estas bravas han adquirido notoriedad progresivamente, al menos desde comienzos de la década de 1990.

Barras Bravas en Uruguay [editar]
En Uruguay este fenómeno nace casi simultaneamente que en Argentina. La primer barra brava denominada La Caterva, surgió en Peñarol, a principios de la década de 1960, y se ha caracterizado por protagonizar numerosos actos de violencia. En repuesta a este grupo, a mediados de la década de 1970 nació La Banda Del Parque Central, la barra de Nacional de Montevideo, la cúal no registra el mismo nivel de conflictividad. Paralelamente, a estas barras bravas, existen otras menos numerosas, como están Los Villeros del Club Atlético Cerro, la cual es pero es reconocida por la policia como una de las más violentas y peligrosas.
Las muertes relacionadas con violencia en el fútbol uruguayo, suman 8 desde 1957 hasta la fecha.

Barras Bravas en Chile [editar]
En Chile, por ejemplo, estos grupos hacen su aparición pública a fines de 1988 con ocasión de un partido entre Colo-Colo y la Universidad de Chile, el cual finalizó con graves incidentes protagonizados por la Garra Blanca[29] . Mientras que en 1989, un grupo de hinchas de la Universidad de Chile crean la barra Los de Abajo, y en 1992 un grupo de hinchas de la Universidad Católica fundan la barra Los Cruzados.
Si bien, el fenómeno tiene su origen a fines de la decada de 1980, este alcanzó notoriedad pública en la primera mitad de los años 1990. En 1993, a raíz de serios incidentes en las inmediaciones del estadio Monumental de Colo-Colo entre la Garra Blanca y Los de Abajo, que terminaron con 70 detenidos y graves destrozos en el estadio y en sus alrededores, se comenzó a discutir la necesidad de crear una Ley que castigara específicamente este tipo de hechos[30] . A partir de entonces los enfrentamientos entre Barras Bravas se hicieron comunes, causando millonarios daños materiales, registrándose además numerosos casos de heridos por golpizas, pedradas, arma blanca o armas de fuego, llegando incluso a provocar la muerte personas. Entre estos últimos, destaca la golpiza de seis barristas de Los de Abajo al hincha de Colo-Colo Ricardo Pitrón y el asesinato por un disparo de la hincha de Colo-Colo Gloria Valenzuela de 17 años, hecho atribuido a los barristas de Universidad de Chile, ambos ocurridos en 1999[31] .

Barras Bravas en Colombia [editar]
Por su parte, en Colombia el fenómeno empezó por imitación del modelo argentino a comienzos de la década de 1990 a partir de la rivalidad entre hinchas de clubes de Medellín, Cali y Bogotá, extendiendose luego a otros lugares del país. A partir de este momento, comienza a reemplazarse el tradicional modo pasivo de asitir al fútbol, por uno activo y protagonista del espectáculo. Dicho fenomeno trasciende los márgenes de los recintos deportivos, empenzado a configurarse como tribus urbanas que marcan el territorio por medio de graffitis, y generan actos de violencia entre los distintos grupos[32] .
En los inicios del siglo XXI las barras bravas colombianas han presentado notables progresos en su organización, lo que les ha valido mayor representación ante los clubes de fútbol, dándole entradas a los compromisos y patrocinando viajes a nivel local e internacional, sin embargo y debido a este poder, en algunos grupos se presentan divisiones y disputas internas por el mando en la barra y de la hinchada en general (p.e. Comandos Azules y Blue Rain de Millonarios, Barón Rojo Sur y Disturbio Rojo Bogotá del América, Los del Sur en Bogotá y Medellín del Atlético Nacional), disputas que han generado enfrentamientos violentos entre los mismos hinchas de un equipo.

Barras Bravas en Brasil [editar]
En Brasil, por la influencia del fútbol rioplatense, comenzaron a organizarse barras bravas al estilo argentino a partir de 2001, desvinculándose de las tradicionales torcidas organizadas. Se diferencian de las "torcidas" tradicionales sobre todo por el uso de cantos inspirados en los de las hinchadas argentinas --a veces meras traducciones de los que se cantan en el país vecino--, en lugar de los cantos más habituales, adaptados del cancionero popular brasileño. El fenómeno es reciente y ha despertado muchas resistencias y no poca sorna en los hinchas más tradicionales, los medios de comunicación y los sectores más nacionalistas de la opinión pública. La hinchada del Grêmio, de Porto Alegre, ha sido la que más reacciones en ese sentido ha despertado, por el hecho de frecuentemente cantar en lo que suena a "portuñol" --ni portugués, ni español-- a los oídos de los demás hinchas brasileños.
Las primeras Barras Bravas brasileñas surgieron en el el sur de Brasil, especialmente en el estado de Rio Grande do Sul, siendo las primeras la Geral do Grêmio del Grêmio y la Guarda Popular de Inter, ambos de Porto Alegre. En 2006 apareció en Río de Janeiro la barra Loucos pelo Botafogo, y surgieron también barras bravas en el noreste. Sin embargo, estos grupos evitaban el título de Barra Brava, prefiriendo el nombre de movimento

Barras Bravas en Central y Norte América [editar]
En América Central el fenómeno surgió en Costa Rica por la influencia que ejercieron algunos barristas de Universidad Católica de Chile en la hinchada de Saprissa durante la disputa de la final de Copa Interamericana de 1994, desde donde se expandió el fenómeno hacia otros países centroamericanos, como por ejemplo, a Honduras. En el mismo período aparecieron barras similares en México, originalmente entre los seguidores del Pachuca,Estas de no mucha violencia pero con vos de mando en su dirigencias, por medio de contactos con barristas de la Universidad Católica de Chile y del club Saprissa de Costa Rica.
En la actualidad existen numerosas barras bravas en toda Sudamérica, América Central, México e inclusive en los Estados Unidos.

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